ARQUITECTOS Y MIRONES – Esteban Novillo

Lo primero de todo, que no se me ofendan los futboleros. Pero las gradas de baloncesto cada vez parecen más de un deporte en el que pegan patadas a un balón y no este que tanto nos gusta, en el que guardamos la pelota en nuestras manos.

Queridos padres, respeten y apoyen al entrenador de su hijo. En el 95% de los casos, será alguien menor de 25 años que lleva poco tiempo entrenando y que le pone pasión y todo el conocimiento que tiene para que su hijo aprenda. Estoy seguro que al profesor de inglés o matemáticas no le dicen que su hijo es una estrella y le explican cómo debe dar la materia.

Su papel es que ese pequeño (o no tan pequeño) jugador, acuda a los entrenamientos en tiempo y forma, recogerle, aplaudir al equipo y animarle si un día sale bajo de ánimos de un partido o entrenamiento. Punto.

Es un tema del que hay ya mucho escrito, en forma de artículos e incluso de libros. Pero esto es para pedir a todos los padres que lo lean que no sean los protagonistas de la historia de sus hijos. Son los padres, no los entrenadores del niño.

Sea un padre que fue jugador/entrenador de élite o un deportista frustrado, no haga de padre estrellado ni pretenda que sea él o ella la persona que le pague el chalet o el coche de lujo.

Los entrenadores son, a lo largo de la formación, los arquitectos de los jugadores. Empezamos por los cimientos hasta construir la casa más grande que podamos para cada uno de ellos, pero siempre con buenos materiales y nunca intentando correr más de la cuenta.

Algunos pasos que sigue el jefe del estudio de arquitectura (Director Técnico) para conseguir la mejor casa posible junto a sus arquitectos (entrenadores):

1.- Estudiar las necesidades y capacidades de cada jugador para adaptar la formación.

2.- Ver qué, cuando y cómo deben aprender los diferentes conceptos en función a lo mencionado anteriormente.

3.- Elegir al arquitecto más adecuado para cada grupo en función de sus necesidades.

4.- Diseñar el plan para cada fase de la obra (temporada) en función a la materia prima que tenga cada grupo.

5.- Evaluar el proceso que se va haciendo para realizar cambios en la forma y que el resultado sea el mejor posible al final de cada fase.

6.- Elegir al arquitecto que hará la siguiente reforma (temporada). Como todo, la formación son etapas y es importante que aprenda de diferentes arquitectos para enriquecer su baloncesto.

7.- Firmar el contrato. Y no hablo de contratos a jugadores profesionales, hablo del contrato invisible jugador-club que certifica que vamos por el camino y que queremos seguir con la obra.

8.- Seguimiento. El proceso de la obra va creciendo y tenemos que tener todos los permisos de obra claros y que se van cumpliendo los plazos.

9.- Comunicación. Jugador-entrenador, jugador-club para todo lo que tenga que ver con la obra (baloncesto), para ello somos los arquitectos.

10. Paciencia. Transmitir paciencia a los chicos. Como dice la frase…Roma no se construyó en un día.

Llegando al final, ¿dónde están los padres en la obra? Debería estar en el de cliente que sigue los pasos y que ha confiado en el estudio de arquitectura para su casa. No queremos padres estrellados y mirones de obra.


Esteban Novillo Peláez

Periodista
Twitter: @EstebanNovillo

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