Seguro (o eso espero), que al leer este título cada uno habéis pensado en las vuestras, bien cómo entrenadores de formación que actualmente sois, bien en las que tuvisteis cuando lo fuisteis.
Inquietudes tenemos todos, ¡y menos mal! Trataré en este artículo de recoger algunas de las que a mí sí me ocurren, y por supuesto, alguna de las que vivo.
El baloncesto de formación recoge x numero de licencias en jugadores federados, es una cifra enorme, pues bien todos estos chicos y chicas pasan por nuestras vidas, por nuestras trayectorias profesionales. Sí, hablo de profesionalidad, que es el primer punto que me gustaría aclarar.
Para mí, ser entrenador/a es más que un hobbie, lo considero una profesión, no por una cuestión remunerada, este es otro debate, si no por la actitud que debemos tener. Es una responsabilidad enorme pasar por la vida de los jóvenes, a los que además de enseñar baloncesto, intentamos inculcar valores y maneras de afrontar las dificultades. Es algo que está ligado directamente al deporte, y no querer involucrarnos en el crecimiento de las personas que están a nuestro cargo, bajo mi punto de vista, no es buena idea. Evidentemente, debemos saber desde qué punto enfocar este crecimiento, no somos sus padres ni sus profesores, pero somos, también, una figura importante con un acceso inmediato a su formación y crecimiento personal.
Esto me lleva a subrayar, que somos unos profesionales, porque además de querer enseñar baloncesto, hacer jugadores de futuro y apasionados del baloncesto; acompañamos a los chicos/as en su día a día, con sus miedos, sus frustraciones y sus virtudes. Eso por 12 jugadores/as son muchos aspectos a valorar y tener en cuenta. Por ello, entrenar, no es baladí.
Todos tenemos equipos con los que conectamos fácil, y también otros que nos cuestan un poco, por ello es fundamental hacer un buen análisis de partida: qué tengo, dónde estoy, que me demandan y que quiero/puedo darle al grupo.
Cuidado porque no tener todo esto claro, y no hablo sólo de la planificación deportiva, puede hacer que todas nuestras inquietudes e ilusiones se conviertan en frustraciones: “es que son malos”, “no lo entienden”, “no se esfuerzan”…¡aaaayyy amigo entrenador! Aquí empieza la tarea, ¿cómo hago que el grupo me siga?, ¿cómo les engancho?
Por tanto, aquí vienen las “inquietudes deportivas”, quiero conseguir que mis jugadores/as aprendan este gesto, que boten genial, con las dos manos; y que tiren perfecto. Además que jueguen así y asá, que he visto que Pablo Laso hace esto con el Madrid y es la bomba. ¡Pues llevemos cuidado, que ni somos Pablo Laso, ni entrenamos al Real Madrid!
Pensemos que pueden y quieren esos chicos/as del baloncesto y trabajemos por hacerles mejores. Teniendo en cuenta quién soy yo, que puedo ofrecer, y teniendo en cuenta mi público.
Muy de la mano tenemos las “inquietudes competitivas”, porque ganar nos gusta a todos, y ser campeones de liga es un sueño que te da hormigueos en el estómago.
Depende de dónde entrenemos esto será, o no, un objetivo del club. Sea el caso que sea, esta inquietud muchas veces (la mayoría me atrevería a decir) se pisa, incluso da sombra, a la primera. Y nos olvidamos de hacer mejores jugadores de baloncesto por ganar muchos partidos.
Error catastrófico. Os expongo lo siguiente: seguro que estamos de acuerdo en que un equipo formado por grandes jugadores/as es un equipo con muchas opciones de ganar. Entonces, ¿por qué no trabajamos por tener eso?, ¿por qué no intentamos entrenar a nuestros jóvenes para que sean muy buen@s? Si queremos hacer cosas difíciles, necesitamos a l@s mejores. Yo he visto cómo compañeros, teniendo jugadores limitados, con poco conocimientos defensivos, planteaban una Zona Press. Y no sé a vosotros, a mi me parece una auténtica incongruencia.
Sin duda, hacer buenos jugadores/as, pasa por darles recursos tácticos y hacerles competir. No me olvido de ello, ni lo paso por alto. Un jugador muy técnico que no sabe cuándo usar la técnica, no es buen jugador; y aquel que no sabe competir, tampoco está formado por completo. Ambos factores son fundamentales para el crecimiento deportivo.
Para terminar con este aspecto, os lanzo un cuestión: ¿por qué ansiamos ganar?, ¿es por los chicos/as o es por nuestro ego?
Creo que estas son, deberían ser, las principales inquietudes, pero no son las únicas. Por nuestra cabeza también pasan las ideas de llegar a la élite, de ser un entrenador/a reconocido. Algunos pensarán en ACB; LEB; Liga Femenina….otros pensarán en equipos de formación de grandes clubes, ¡y otros en todo!. Aparecen las “inquietudes de crecimiento profesional”, querer llegar hasta la élite, y las dudas consiguientes de cómo hacerlo. Entiendo que para llegar deberá darse esa mezcla de talento, trabajo, contactos y suerte.
A la par, estas inquietudes también nos llevan a pensar en el aspecto económico, las “inquietudes salariales”. Hay tantos casos como entrenadores existentes. Para muchos es un auténtico quebradero de cabeza, ya que se dedican únicamente a entrenar. Para otros es un dinerito extra, y por tanto, esta inquietud desaparece.
En términos generales, que la remuneración como entrenador de formación no es que sea la repanocha, lo que varía es el valor que este aspecto tiene para cada un@.
Por mi parte sí creo importante el salario, ya que es una manera de dar valor a la actividad que impartimos. Y como ya decía, para mi, ser entrenador es una profesión tan seria como otras. No tener en cuenta la labor y trabajo que hace el/la entrenador/a qué se involucra y dedica tiempo, es provocar a medio o largo plazo, la mediocridad.
Para concluir, sintetizaré las ideas expuestas en forma de mensaje: Compañeros entrenadores/as, sed todo lo profesionales que sabéis; los chicos y chicas que entrenamos merecen lo mejor de nosotros mismos, si tenéis dudas, preguntad, mirad en internet, ved entrenamientos de otros equipos, partidos, leer libros. Además, si soñáis con estar en la élite, el único camino es ser profesional, trabajar y seguir aprendiendo
Estefanía Delgado Muñoz
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