Un paso más allá – Por Cedric Arregui Guivarc’h

El pasado 15 de Noviembre, se celebró la primera Mesa Redonda de la AEBCAM en la que tuve la suerte de asistir. Resumidamente, los ponentes intercambiaban opiniones sobre la situación de nuestra profesión. Una de las principales soluciones pasaba por potenciar nuestra identidad de gremio.

¿Por qué no somos capaces de juntarnos y apoyarnos entre compañer@s entrenadores/as? La constante inquietud por formarnos como personas y en nuestro caso, como entrenadores es parte de nuestra forma de entender el Baloncesto con el objetivo final de enseñar lo mejor posible a nuestros jugadores. No obstante, pese a tan nobles intenciones,  no siempre somos capaces de traspasar ciertas fronteras. A veces incluso, nosotros mismos nos limitamos con unas reglas no escritas que sin embargo dictan qué está bien y qué está mal. Seguramente, producto de muchas frases hechas, fórmulas y formas de entender el mundillo transmitidas de generación en generación, de entrenador a jugador. En una profesión en el imperecedero punto de mira,  juzgada socialmente por la imperiosa álgebra del resultado (pasándose por el arco del triunfo todo el proceso de enseñanza-aprendizaje de los entrenamientos -piedra angular de nuestro tiempo de trabajo), nos vemos absorbidos por la competitividad despiadada que nos rodea. Hoy en día si no se gana, sé es un perdedor. Se nos hinchan los morros hablando de valores que luego dejamos de ensalzar cuando llega el todovale que nos hará ganar por encima de cualquier atisbo de ética.

De todo lo que hacemos sólo se ve el escaparate de fin de semana, la minúscula punta del gigantesco iceberg que constituye nuestra labor de entrenar. Hay que ganar sin escrúpulos, no vaya a parecer que no hemos enseñado nada en los entrenamientos. Hablamos de esfuerzo y si perdemos, resulta que todo ese esfuerzo parece que ya no valió la pena. Vivimos expuestos a esa visión simplista del ganar o no valer.

Pero… ¿Dónde quedan el Fair Play y la empatía hacía el rival, el árbitro o el entrenador (¡¿compañero?!) del otro equipo? ¿Tanto nos ciegan las ansias de ganar que sólo pensamos en los beneficios que podemos sacar para nuestro equipo? ¿Forzar una falta técnica para cambiar el criterio de arbitraje? ¿apretar al árbitro novel para decantar la sensible balanza presa de la inexperiencia? ¿hacer aspavientos para avivar los pasionales ánimos de los fieros progenitores? ¿Quien, perdiendo por un margen de 15-20 puntos (y más), no se ha sentido humillado u ofendido por un o varios tiempos muertos del equipo rival, con el partido  bastante finiquitado? ¿En qué momento aprendimos que no estaba bien pedir tiempo(s) muerto(s) aún ganado con una más que notable ventaja? ¿sólo se puede pensar en el basket average en los partidos de vuelta? Parece mentira que en un trabajo como el nuestro, en el que observamos, planificamos , diseñamos y ejecutamos progresiones, planes y sistemas al milímetro, no seamos capaces de imaginar un escenario futuro en el que las lesiones o un viaje grupal mermen las capacidades competitivas de un equipo para posteriores partidos de vuelta. ¿acaso es un escenario descabellado?

Repito: ¿sólo se puede pensar en el basket average en los partidos de vuelta? Aparquemos los egos a un lado y permanezcamos atentos a aprovechar esos inesperados tiempos muertos que nos ayudan a seguir mejorando. Veamos más allá de ese instante que dura poco más de un 50 segundos. Miremos más allá de ese instante. ¿y qué tiene que ver todo esto con nuestro colectivo? Son tan sólo algunos ejemplos de los muchos detalles que pasan desapercibidos en nuestro día a día como entrenadores.

Por lo general cada cuál va a lo suyo y se queda inmerso en su burbuja (o incluso sólo en su móvil). Es algo paradójico que en la era de las nuevas tecnologías en las que se puede compartir todo con un click no seamos capaces de identificar las inquietudes de nuestros propios compañeros, compartirlas y buscar soluciones eficaces y solidarias. Ya no queda tiempo para juntarse a tomar un aperitivo junto a otr@s compañer@s entrenadores/as con el propósito de compartir vivencias, reflexiones y ejercicios o conceptos técnico-tácticos. Muchas veces, el fragor de la competición nos ha incitado a aislarnos a modo de auto-protección hasta tal punto de llegar a convertirnos en ermitaños uraños. ¿Cuántas veces le hemos dicho a nuestros nuestr@s pupil@s que lo que ocurre en la cancha se queda la cancha? ¿predicamos con este mensaje tan habitual? ¿Somos coherentes con ése mensaje? ¿o simplemente somos vulgares prestidigitadores con una elocuente oratoria? Termina un partido tenso con algún detalle destellante y grabamos a fuego en nuestra memoria ese acontecimiento para guardarlo en el baúl de los recuerdos.

Malgastamos incluso un valioso espacio de nuestra memoria para rellenarlo con caras y asociarlas a malas experiencias. Quizás sea ya la hora de empezar a sentir el Baloncesto de otra manera, abriendo nuestras perspectivas y siendo capaces de empezar a construir una identidad de gremio, tal y como la tienen los árbitros, taxistas o médicos.

 

Recuperemos esos ambientes que se comparten en clinics, cursos, charlas magistrales y más actividades formativas. No permitamos que los cánones voraces de la sociedad en la que habitamos pisoteen nuestra forma de hacer nuestra preciosa labor. Sintamos toda su esencia. Vayamos un paso más allá con el objetivo de mostrarle al mundo que, pese a competir a capa y espada todos los fines de semana, somos excelentes compañeros dispuestos a ayudarnos y a apoyarnos. Vayamos junt@s un paso más allá para cambiar la forma de entender nuestro mundo y transmitir a nuestros jugadores la grandeza de compartir un verdadero universo. Sólo vayamos un paso más allá…

Cedric Arregui Guivarc’h
05/10/1982 Madrid
Diplomado en Educación Física (UCM)
Entrenador Superior CES Zaragoza 2014
Árbitro por la Federación de Baloncesto de Madrid
Entrenador de formación a tiempo completo desde 2009.
Director de la página web www.coachcedric.com
 
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